Teología Para la Vida

Por Rafa Riveros

La Teología es la doctrina de vivir para Dios
— William Ames

Lo que la teología no es

La mayoría de cristianos al escuchar la palabra Teología, de inmediato salta a su mente la imagen de un montón de gruesos libros apilados uno tras otro, de charlas interminables con infinidad de términos sofisticados y de discusiones acerca de temas que son “inútiles” para la vida cristiana.

Muchos ven a la teología, no como un medio para vivificar nuestros corazones, sino como una forma de apagarlos. Se advierte extendidamente que el conocimiento en vez de ayudar, afecta la vitalidad del cristiano. Por lo menos, eso es lo que oímos aquellos que venimos de un trasfondo pentecostal.

Tan pronto como alguien nos dice que quisiera estudiar teología o profundizar en su conocimiento de Dios, viene a nuestra mente aquel texto, sacado habitualmente de su contexto: “…Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Corintios 3:6 LBLA). Texto que nada tiene que ver con lo que comúnmente se desea argumentar [1] .

Lo que la teología sí es

Pero, la verdad es que la teología no fue creada para matar al corazón avivado o para extraviar el camino del recto; mas bien, existe para incrementar la pasión del corazón renovado y para guiar el sendero del santo.

Ahora, empecemos por definir que es Teología para romper falsas posturas o paradigmas. Esta palabra se compone de dos vocablos griegos, el primero es "Theos (θεος)" que significa: Dios, y el segundo es "Logos (λογος)" que puede significar: palabra, razonamiento o estudio. Por lo tanto, la Teología puede definirse de manera sencilla como la ciencia que se encarga de estudiar y/o razonar acerca de Dios.

La meta de la teología

La meta suprema de la teología, entonces, es conducirnos a Dios, es decir, conocerlo cada vez mejor y más íntimamente. Por ello es, como los antiguos la llamaban, “la reina de las ciencias”.

La meta suprema de la teología, entonces, es conducirnos a Dios, es decir, conocerlo cada vez mejor y más íntimamente.

Ninguna otra ciencia es, pues, más urgente e importante para el ser humano en todos los tiempos (Juan 17:3; Jeremías 9:23-24).

Como bien decía Tomás de Aquino, renombrado teólogo medieval:

"La teología es enseñada por Dios, enseña acerca de Dios y conduce a Dios" [2].

En otras palabras, la Teología existe para que el hombre creado a la imagen de Dios, pueda conocerlo y vivir en gozosa sumisión a Él.

Observemos que no solo es para conocerlo, sino también para vivir en armonía con aquello que conocemos acerca de Él. La meta de dicha disciplina o ciencia no es la especulación, sino la sumisión. Como escribió el puritano William Ames: "… la teología no es una disciplina especulativa, sino práctica" [3] .

Dos pilares

Dicho lo anterior, también debemos aclarar que, a pesar de que la teología fue creada para este supremo fin: conocer, amar y vivir para Dios, no todos los que estudian teología de manera formal o informal, crecen en devoción a Dios tanto como en conocimiento acerca de Él.

Creemos que esa es la razón por la que tantos cristianos tienen de antemano cierto repudio al estudio de la teología, pues han conocido a creyentes llenos de conocimiento acerca de Dios pero que poseen corazones desnutridos de amor hacia Él , y por ende, llevan vidas contrarias a lo que dicen creer.

Porque la verdad es, que progresar en conocimiento teológico no es lo mismo que crecer en santidad. No puedes ser santo sin conocer de manera adecuada a Dios, pero puedes tener ideas correctas acerca de Dios, y sin embargo, no ser santo. Conocimiento adquirido no es sinónimo de santidad deseada. Conocimiento (buena doctrina), hasta los demonios poseen, sin embargo, este no les hace santos. (Stg. 2:19).

Progresar en conocimiento teológico no es lo mismo que crecer en santidad

Lamentablemente el corazón del hombre natural, aún del creyente genuino, es propenso a caer en este terrible pecado. Necesitamos doblar nuestras rodillas a Dios y apoyarnos en lo que Cristo ha hecho por nosotros para arrepentimiento, y caminar con una mente informada y un corazón transformado.

Ya que, las Escrituras jamás nos instan a abandonar el estudio profundo de lo que Dios ha revelado, ni mucho menos a descuidar vivir de acuerdo a lo que sabemos, más bien, nos guían a conciliar estos dos grandes pilares de la vida cristiana. Estudio y práctica. Erudición y santidad. Meditación y acción.

No se nos manda a amar a Dios solo con nuestra mente, sino también con todas nuestras fuerzas (Marcos 12:30). Es decir, el hombre que se entrega apasionadamente al estudio de Dios, debería ser alguien igualmente apasionado en vivir para Él. Pues, "no hay verdadero conocimiento donde no hay verdadera piedad" [4] (Santiago 2:14-19).

Se presume que los teólogos son las personas que más conocen de Dios, pues bien, deberían ser las que más vivan para Él.

Grabemos en lo más profundo de nuestras almas las sabias palabras que William Ames sabiamente escribió: "La Teología es la doctrina de vivir para Dios" [5].

Conclusión

Por esto y para este fin se creó este blog.* Para ayudar a los creyentes sencillos a conocer más acerca del Dios a quien aman, ayudándolos a ver que la Teología correctamente estudiada no es enemiga de la vida santa, más bien, es el combustible de la misma.

Y también, para alentar a aquellos que conocen cosas correctas acerca de Dios, pero no viven de acuerdo a aquello que confiesan. Este lugar es tanto para el creyente sencillo como para el cristiano “sofisticado”.

Oro a mi Dios que haga útiles nuestros deficientes e insignificantes esfuerzos. Pues, no creemos en nuestra gran habilidad para escribir, pero sí creemos en Su asombrosa gracia, capaz de utilizar algo tan débil y pequeño para exaltar Su poderoso y grandioso Nombre.

¡Que solo a Dios sea la gloria! (Soli Deo Gloria)


* Nota del editor: Rafa escribió esto sobre su propio blog pero decidí dejarlo por que no puedo estar más de acuerdo con el sentimiento. Y él básicamente también describe el propósito de mi blog mucho mejor de lo que yo podría hacerlo.

Rafael Riveros es originario de Hidalgo, a los 15 años emigró a la Ciudad de México por motivos académicos, y desde aquel entonces es residente de dicha Ciudad.

Es un joven amante de la literatura, especialmente aquella de índole teológica. Le encanta escribir y tiene una creciente fascinación por los idiomas.

Ha estudiado 3 años en el instituto bíblico «Guardas de la Ciudad». Estudia traducción e interpretación en Inglés-Español, Francés-Español y Chino mandarín-Español.

Rafa escribe en su propio blog "Teología para la vida" y este artículo ha sido usado con su permiso. El artículo ha sido editado ligeramente. Aquí puedes ver el artículo original.


Bibliografía:

[1] Este famoso pasaje no se refiere al conocimiento teológico en contraposición al obrar del Espíritu, sino que el tema central del texto es la incapacidad que el hombre posee para cumplir perfectamente la Ley, y por ende, salvarse. En otras palabras, aquel que busca cumplir todo lo que la Ley dicta para redimirse a sí mismo, en vez de hallar la vida, encuentra la muerte. En comparición, Pablo expone la gloria del pacto de la gracia, escrito por el Santo Espíritu en nuestros corazones, dando a luz vida eterna. El tema, es pues, la imposible salvación a través de las obras de la Ley, y la gloriosa salvación por la fe en la vida, muerte y resurrección de Cristo.
[2] Wright, D. F. (2005). Teología En S. B. Ferguson & J. I. Packer (Eds.), H. Duffer (Trad.), Nuevo diccionario de Teología (Cuarta edición, p. 892). El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.
[3] William Ames. (1639). The marrow of Theology. London: Honorable the House of Commons.
[4] Joel Beeke. (2008). La espiritualidad Puritana y Reformada. Publicaciones Faro de Gracia.
[5] Ibid.