¿Es bíblica la membresía de iglesia? - Parte 1

Por Nathan Cedarland

¿Qué significa pertenecer a una iglesia local? Algunos cristianos argumentan que si ya son miembros de la Iglesia Universal, entonces hacerse miembro de una iglesia local es innecesario o incluso no es bíblico. Por el otro lado, hay algunas iglesias que parecen manejar la membresía como un procedimiento administrativo excesivamente complicado. ¿Serán compatibles nuestras convicciones de ser una familia en misión con la membresía oficial a una iglesia? ¿Será que nuestro énfasis tan grande en las relaciones ha hecho que un proceso formal de membresía sea innecesario o incluso contraproducente para la comunidad orgánica y guiada por el Espíritu que buscamos? ¿Existe otro ángulo que estamos pasando por alto? ¿Y por qué es importante?

En esta serie de tres partes, planeo meterme de lleno a estas preguntas y proveer respuestas basadas en la Biblia.

Lo que no es la membresía

No es un club social

Uno no se une a una iglesia de la misma forma que se une a un club. Unirse a un club es opcional, pero si has venido a la fe en Cristo, eres llamado por el Rey a ministrar a y con otros cristianos. Someterse a Jesús implica asociarse con una expresión local de su cuerpo. Uno no se une a una iglesia simplemente, sino que uno se somete al Cristo resucitado al ser copartícipe con su familia. En nuestra cultura muchas personas relacionan la membresía con unirse a un club. Esta es una de las razones por las que en nuestra iglesia hemos adoptado el término “koinonia” (transliteración del griego. “Participación” y “compañerismo” son otras formas que usamos para referirnos al mismo concepto, pero ninguna de estas comunica completamente el sentido de koinonia) como nuestra forma principal de referirnos al compromiso de membresía.

No es para un grupo elite de cristianos extra-espirituales

Todo creyente en Jesús es llamado a participar en la obra del ministerio (Efesios 4:11-16). La membresía de iglesia no se trata de agregar requerimientos ajenos a la Biblia, mas bien de llamar a todo cristiano a hacer precisamente lo que la Biblia les indica que hagan.

No es una forma en la que los líderes controlan a las personas

De hecho, cuándo se hace correctamente, un reconocimiento formal de los miembros da una definición vital a la función de la congregación y provee otro nivel para que los líderes rindan cuentas. En nuestra iglesia local, aunque tenemos un gobierno de ancianos, aquellos que son participantes formales están involucrados en la selección de ancianos y en las decisiones financieras mayores. Aunque el tener miembros reconocidos no hace que una iglesia sea inmune a las dictaduras en el liderazgo, las iglesias que no tienen una membresía definida son un blanco más fácil para los líderes abusivos sedientos de poder.

Lo que sí es la membresía

Membresía bíblica es una participación. En muchas discusiones sobre la membresía me ha sorprendido lo poco que se le da atención a la palabra griega koinonia. Esta palabra que es traducida como “comunión,” “participación,” “compañerismo,” y “contribución.,” implica una conexión de relación cercana y también un compromiso mutuo solemne—uno que involucra el compartir sacrificialmente el tiempo, talentos y recursos. En Hechos 2:42 leemos que los cristianos del primer siglo se dedicaban a la koinonia, y en los siguientes capítulos atestiguamos esa koinonia en acción. En corto, koinonia es clave para entender lo que significa pertenecer a la iglesia.

En Hechos 2:42 leemos que los cristianos del primer siglo se dedicaban a la koinonia, y en los siguientes capítulos atestiguamos esa koinonia en acción.

Aunque es verdad que los usos bíblicos del término koinonia cubren las interacciones entre creyentes que vivían en diferentes regiones, koinonia presupone el compromiso a un cuerpo local de cristianos. Es similar a lo que esperarías si un atleta te dijera que pertenece a la NFL. Tu suposición lógica sería que él debe pertenecer a un equipo de verdad. En otras palabras, koinonia puede ser más que la participación a nivel de una iglesia loca, pero ciertamente no puede ser menos que eso. ¿No estás convencido? Consideremos el uso de Pablo de esta palabra en su carta a los Filipenses. Después de darle gracias a Dios por su participación (koinonia) en el evangelio en el capítulo 1, Pablo describe lo que su compromiso con unos a otros como iglesia local debería lucir:

“Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús…” (Filipenses 2:1-5).

Fíjate cómo Pablo les pide que hagan su gozo (sobre su participación) completo. ¿Cómo? Teniendo un compromiso unos con otros que es unido, sacrificial y que exalta a Cristo. Esto significa que tu conexión con la iglesia local no es algo que es fluctuante bajo tus propios términos. No está basando en una mentalidad consumista. La participación en la iglesia local se trata de sumisión. Sumisión a Dios y unos a otros por el bien de todos y la gloria de Dios. Simplemente lee los siguientes versículos en Filipenses 2 para recordar cómo esto es ejemplificado perfectamente con la sumisión del Rey Jesús mismo.

Cuando nos comprometemos a vivir fiel y amorosamente nuestras vidas con una comunidad particular de creyentes nos estamos sometiendo a Cristo y estamos rechazando ser dominados por nuestros deseos y caprichos personales. Esencialmente estamos diciendo igual que Cristo, “No mi voluntad, Padre, sino la tuya.” Estamos reconociendo el señorío de Cristo al someternos a su diseño para la Iglesia.

Cuando nos comprometemos a vivir fiel y amorosamente nuestras vidas con una comunidad particular de creyentes nos estamos sometiendo a Cristo y estamos rechazando ser dominados por nuestros deseos y caprichos personales.

La exhortación de Pablo a los Filipenses elimina la noción de que una persona puede experimentar koinonia sin estar en sumisión a una iglesia local. El decir que esto es posible sería igual de ridículo que decir que juegas para la NFL pero no perteneces a ningún equipo en particular.

Entonces, ¿qué es koinonia? Koinonia es un vínculo relacional de compañerismo con un propósito. Koinonia es un compromiso con los intereses de los demás dentro de la iglesia local (Filipenses 2:4) que resulta en el servicio sumiso y sacrificial. La palabra compañerismo en algunos círculos se ha convertido en un sinónimo de pasar el rato después de la reunión para comer galletas y tomar café, pero koinonia es mucho más que una interacción casual. De hecho “compañerismo” bajo tus propios términos ni siquiera es verdadero compañerismo.

Fíjate cómo esta idea de koinonia encaja con el concepto bíblico de membresía. En la Palabra la enseñanza sobre “miembros” no tiene nada que ver con un club sino que tiene todo que ver con los miembros orgánicos de un cuerpo que está trabajando junto para edificarse a sí mismo en amor. Los miembros del cuerpo participan juntos para su edificación mutua y para llevar a cabo la misión de Jesús. Así que la imagen de distintos miembros trabajando juntos es otra forma de describir la practica de koinonia. Membresía bíblica es una participación en el evangelio.

Continuaremos esta investigación en la segunda parte examinando la base bíblica para un proceso formal de membresía, y viendo cómo esto encaja en nuestra eclesiología familiar y misional.


Nathan pastorea la iglesia Kaleo Grays Harbor en Aberdeen, WA. Él también escribe para Harbor Gospel Colectivo y el blog de Saturate.