¿Qué es la iglesia misional?

Por Ben Jiménez

Hace solo unos cuantos años el concepto de una iglesia misional ni siquiera había cruzado mi mente. Por supuesto, nunca hubiera negado que la iglesia debe de ser misional en el sentido de que una de sus metas es hacer discípulos de Cristo. Sin embargo cuando llegué a la iglesia donde ahora sirvo desde hace poco más de 4 años, me encontré con que la iglesia entendía que su identidad y su propósito era la misión. No se referían a un programa de la iglesia sino a un estilo de vida que abarca todo lo que la iglesia hace. Esto era un concepto completamente nuevo para mí, y no puedo decir que no hubo ninguna resistencia de mi parte. Sin embargo, después de estos breves años puedo decir que, a pesar de que todavía no soy un experto en el tema, entiendo un poco mejor lo que significa ser una “iglesia misional.” Incluso puedo decir que estoy convencido de que todas las iglesias deberían ser misionales, y que muchas ya lo son sin saberlo. Además, no creo que ser misional es una ideología nueva, sino que es un regreso a lo que la iglesia de Cristo siempre ha sido llamada a ser y hacer. En este artículo mi objetivo es presentar una introducción general sobre la iglesia misional. Espero que sea útil y edificante, y que sirva para avanzar la misión de Dios en el mundo.

¿Qué es la iglesia misional?

La iglesia es el instrumento de la misión de Dios. Por lo tanto, misión no es un programa de la iglesia sino que es la esencia y naturaleza de la iglesia.

La premisa principal de la iglesia misional es que la iglesia es el instrumento de la misión de Dios. Por lo tanto, “la misión” no es un programa de la iglesia sino que es la esencia y naturaleza de la iglesia.

El asunto es eclesiológico. Estamos hablando de la identidad y el propósito de la iglesia. Cuando la iglesia entiende su identidad, ella entonces entenderá su propósito y actuará de acuerdo a este.

La identidad y el propósito de la iglesia

Entonces, ¿Cuál es la identidad de la iglesia? ¿Qué es la iglesia? En corto, la iglesia es el instrumento de la misión de Dios. La iglesia no es meramente una institución. Si la iglesia fuera una mera institución humana como cualquier otra, su propósito sería su auto-preservación. Pero si la iglesia es el instrumento de la misión de Dios, entonces su propósito es participar precisamente en la misión de Dios. La iglesia “no existe para atraer personas a sí misma y simplemente perpetuar su propia existencia institucional… Más bien, la iglesia existe para proclamar el reino de Dios entre los hombres y mujeres” [1].

La identidad y propósito de la iglesia están basados en la misión de Dios. Es imposible definir la identidad y propósito de la iglesia aparte de la misión de Dios. Por lo tanto, es necesario definir la misión de Dios.

La misión de Dios

La misión de Dios es redimir al mundo y llenar la tierra de su gloria. La iglesia misional también entiende que ella es el instrumento que Dios está utilizando para lograr dicha misión. Esta conclusión está basada en un entendimiento de la historia completa de la Biblia. Un breve resumen de la historia de la redención narrada en la Biblia tendrá que bastar pare demostrar esta afirmación (aquí hay un estudio más completo sobre la historia de la Biblia). En la Biblia se narra la historia de cómo Dios está redimiendo al mundo.

En la historia de la Biblia vemos que Dios es un Dios misionero. Después de la caída de Adán y Eva, cuando el pecado entró al mundo y la creación de Dios fue corrompida, Dios puso en acción un plan que él había planeado incluso antes de crear al mundo; el plan de redención. Una de las etapas más tempranas de ese plan fue cuando él escogió a Abraham y eventualmente al Pueblo de Israel y los bendijo y los hizo una gran nación para que fuera una bendición y para que en ella todas las familias de la tierra fueran bendecidas. (cf. Génesis 12:1-3). Israel debía ser un pueblo misionero. Las naciones debían ser atraídas a Dios por medio del testimonio de un pueblo santo con leyes perfectas que vivía bajo el reinado de Yahweh. La misión de Dios y su propósito de redimir al mundo son detalladamente descritos y profetizados a lo largo de la historia de Israel en el Antiguo Testamento.

El clímax de la redención y la etapa más importante de la misión de Dios y la forma absoluta en la que las familias de la tierra son bendecidas toma lugar con el cumplimiento de las promesas y profecías de Dios en la encarnación, sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión de su Hijo Jesús. Colosenses 1:20 nos dice que, por medio de Jesús, Dios reconcilió “todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos” (LBLA).

Después de su ascensión, el ministerio de Jesús continúa por medio de su iglesia por el poder del Espíritu Santo.

Sin embargo, aunque la obra de Jesús fue absoluta en el plan de redención de Dios y fue final para la expiación de pecados, Dios en su soberanía aun continúa llevando a cabo su misión de redimir al mundo. Pero ahora lo hace por medio de su Iglesia. Lucas en la introducción a su segundo volumen, Hechos, escribe, “El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido” (Hechos 1:1-2). En otras palabras, el ministerio terrenal de Jesús era solo el principio de su ministerio. Después de su ascensión, el ministerio de Jesús continúa por medio de su iglesia por el poder del Espíritu Santo. John Stott lo explica así en su comentario de Hechos:

“No es exageración decir que esto separa al cristianismo de todas las demás religiones. Estas consideran que su fundador completó su ministerio durante su vida; Lucas dice que Jesús únicamente empezó el suyo… Después de su resurrección, ascensión y el don del Espíritu, él continuó su obra, primero que nada por medio del ministerio fundamental de sus apóstoles escogidos y subsecuentemente por medio de la iglesia post-apostólica en todo periodo y lugar” [2].

La misión de Dios después de la ascensión de Jesús continua por medio de su iglesia por su Espíritu Santo. Ahora la iglesia es el testigo de Dios del evangelio; las buenas noticias del reino de Dios. Y es la tarea de la iglesia proclamar las buenas nuevas del reino de Dios hasta que este reino sea consumado en el último día.

El propósito de la iglesia es determinado por su identidad

Nuestro propósito como iglesia no es hacer lo que se nos ocurra para aumentar el número de personas que nos visitan, sino que es alinearnos con la misión de Dios y proclamar el evangelio al mundo.

Solo cuando entendemos nuestra identidad como iglesia entonces podemos entender nuestro propósito y, como resultado, actuar en base a esa identidad y propósito. La identidad de la iglesia es el instrumento de la misión del Dios trino. “La iglesia de Jesucristo no es el propósito o la meta del evangelio, más bien su instrumento y su testigo” [3]. Por lo tanto, nuestro propósito como iglesia no es hacer lo que se nos ocurra para aumentar el número de personas que nos visitan, sino que es alinearnos con la misión de Dios y proclamar el evangelio al mundo. ¿Por qué otro motivo nos dejo Dios en el mundo? Si el propósito de la iglesia fuera su preservación como institución, o incluso si su único propósito fuera su santificación, Dios nos hubiera llevado con él y hubiera terminado la obra de santificación y preservación. Pero él nos dejó en el mundo. No solo nos dejó, sino que nos envió, nos comisionó, y nos dio poder por medio de su Espíritu para que le fuéramos testigos en el mundo. Nuestro Señor Jesucristo declaró antes de ascender a la diestra de su Padre, “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:18-20). También agregó, “Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8).

Dos implicaciones importantes

Dos implicaciones mayores del hecho de que la iglesia es el instrumento de la misión de Dios son (1) que todo lo que una iglesia hace debe tener la misión redentora de Dios como su propósito. Y (2) la iglesia en conjunto es una señal colectiva del reino de Dios.

La misión no debería ser solo un programa de la iglesia. Más bien, debería ser su propósito principal. Esto significa que todo lo que una iglesia hace, sus programas, eventos, grupos, servicios, etc. deben ser evaluados a la luz de la misión de Dios. ¿Por qué hacemos las cosas que hacemos? ¿Por qué nuestra liturgia es así? ¿Estas cosas nos están ayudando a ser más efectivos en cumplir nuestra comisión o nos están distrayendo de la misma? ¿O hacemos estas cosas porque es así es como siempre le hemos hecho, o porque esas cosas nos van a ayudar a preservar nuestra propia institución? Todo lo que hacemos como iglesia debe ser filtrado a través de la misión de Dios.

Además, la iglesia en conjunto es una señal colectiva del reino de Dios. No debemos pensar que solo unos pocos miembros dotados de la iglesia son los que llevan a cabo la misión de hacer discípulos. Sino que la iglesia en conjunto, todos los miembros, están activamente trabajando juntos para proclamar el reino de Dios en palabra y en hecho y para hacer discípulos de Cristo. “Esto es una declaración más grande que decir que cada miembro individual de una iglesia es un misionero… Más bien, la iglesia misma es una señal de que el reino de Dios ha comenzado en la tierra, y es un anticipo del reino consumado que ha de venir. También es un agente e instrumento del reino de Dios” [3]. La iglesia misma es un testigo colectivo de las buenas noticias del reino de Dios. Esto nos hace revaluar nuestros métodos “evangelísticos,” nuestro evangelismo individualista, nuestros programas misioneros, nuestras prioridades, etc. Si realmente entendemos que somos una señal colectiva del reino de Dios debemos preguntarnos, ¿Cómo podemos trabajar juntos como un cuerpo para proclamar el reino de Dios en nuestra comunidad?


Bibliografía

[1] Jonathan Leeman. “What in the World is the Missional Church?”

[2] John Stott. “The Message of Acts.

[3] Darrell L. Guder “Missional Church.”